Más de un 80% de las mujeres mayores de 50 años tienen uno o más factores de riesgo de padecer de enfermedades cardiovasculares
San Juan, Puerto Rico- La mujer, asociada al órgano del corazón por su parte emocional, tiene de hecho un alto riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular sobre todo después de la menopausia y de acuerdo a las guías de prevención de enfermedades cardiovasculares en la mujer publicadas por la Asociación Americana del Corazón en el 2011, más del 80 % de las mujeres mayores de 50 años tiene uno o más factores de riesgo.
Según esta organización, las mujeres se ubican en tres grupos de riesgo. Primeramente se considera riesgo “muy alto” si tienen diabetes, enfermedad crónica renal y enfermedad cardiovascular ya establecida con un riesgo mayor del 10 % si se utiliza la escala Framingham, prueba utilizada por los cardiólogos para conocer el riesgo de sufrir un infarto al miocardio en los próximos 10 años.
Además se ubican en el grupo de riesgo “alto”, las mujeres fumadoras, las que tienen hipertensión arterial, niveles de colesterol elevados, padecen de obesidad, de síndrome metabólico, historial familiar de enfermedades cardiovasculares en edades tempranas, son de inactividad física y tienen pobre capacidad de ejercicio mediante pruebas administradas. Por último también se identificaron como grupo de riesgo las mujeres con enfermedades autoinmunes como lupus y artritis reumatoide y el historial durante el embarazo de preeclamsia y diabetes gestacional.
En cuanto a los factores post menopáusicos, se deben en parte a la pérdida de estrógenos en combinación a una reducción del colesterol HDL, popularmente conocido como colesterol bueno. De hecho, la incidencia del llamado síndrome metabólico, que consiste en una combinación de diabetes, obesidad del abdomen, alta presión y aumento de grasas sanguíneas, es mucho más alta en la mujer menopáusica.
Otro asunto a considerar es que los síntomas cardiacos en la mujer suelen ser atípicos. Muchas mujeres minimizan sus síntomas, no reportan dolor de pecho y si lo reportan muchas veces refieren su dolor como una molestia, indigestión o gases. Desarrollan estos síntomas al descanso y no con actividad física y frecuentemente refieren solamente cansancio y falta de aire ocasional. La prueba de ejercicio convencional conocida como “Treadmill”, muchas veces es poco específica y sensitiva en mujeres por lo que cuando la sospecha de enfermedad coronaria es grande se recurre a una prueba de medicina nuclear que es mucho más específica y sensitiva.
Como síntoma atípico también se encuentran mujeres que demuestran arterias coronarias normales o casi normales en sus cateterismos, sin embargo refieren dolores típicos de angina de pecho. Varios estudios como el “Wise” han demostrado mayor incidencia de infartos y mortalidad cardiovascular en estas pacientes con dolor de pecho y coronarias normales. La depresión es otro síntoma frecuente en pacientes cardiacas por causas múltiples por lo que debe ser evaluada al respecto irrespectivamente de la causa para descartarla.
Para pertenecer al grupo poblacional de mujeres con salud cardiovascular ideal u óptima se requieren niveles total de colesterol por menos de 200 mg/dl, de azúcar en ayuna < 100 mg/dl, la presión arterial menor de 120/80 mmhg, el índice de masa corporal (BMI) de 25kg/m, no fumar, seguir una dieta saludable como la “Dieta Dash” o alguna similar y tener alguna actividad física de moderada intensidad semanalmente, lo que se interpreta como más de 150 minutos de actividad a la semana.
El 29 de septiembre celebraremos el Día Mundial del Corazón, que este año se dedica a la salud cardiovascular de mujeres y niños. A pesar de que antes se reportaba un menor acceso de las mujeres a pruebas de diagnóstico e intervenciones coronarias, hoy en día creemos que no es el caso. Además, los resultados de la cirugía cardiovascular y de angioplastia son similares entre los sexos. Es importante recalcar que el tratamiento del paciente con enfermedad coronaria no termina con la cirugía de bypass o angioplastia. Tanto mujeres como hombres requieren por igual y de por vida un tratamiento que incluye dieta, un programa de ejercicios frecuente, aspirina o su equivalente en personas alérgicas, beta bloqueadores y medicamentos para el colesterol entre otros.
En cuanto a mujeres se refiere, sabemos que hemos reducido diferencias de género en relación al acceso a pruebas de diagnóstico, intervenciones y cirugías y el acceso a los medicamentos. Esto redundará en una menor mortalidad en nuestras mujeres aunque definitivamente el mejor tratamiento es la prevención. Nuestro objetivo es que la mujer conozca y controle sus factores de riesgo. Solamente así lograremos vencer esta enfermedad.